Las leyes fundamentales de la estupidez humana

“Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano” – Friedrich von Schiller

Cuantas veces nos encontramos con actos estúpidos en nuestro día a día? Me pasó con un encargo que debió llegar por correo el día 4 de noviembre, el paquete, que venía desde el extranjero, estaba en el país desde hacía dos días, fue imposible lograr agilizar el despacho, finalmente el día 13 en la tarde la encomienda llegó a nuestra casa. Pero lo más ridículo fue que el día 25 de noviembre recibo un email de Correos de Chile informándome que mi encargo fue entregado el día 14!

No sé, ni quiero tratar de entender, cómo funciona la logística y los sistemas en esa empresa, pero el comportamiento externo observado puede ser clasificado como simplemente estúpido.

De acuerdo al economista italiano Carlo María Cipolla, una persona es estúpida si causa daño a otras personas, o grupo de personas, sin obtener ella ganancia personal alguna, o incluso peor, puede provocarse daño a si misma en el proceso1.

Verán, en el mundo de redes sociales, donde cada uno de nosotros puede llegar a tener miles de seguidores, el comportamiento de las empresas y de nosotros mismos, está siendo, para bien o para mal, monitoreado. Hemos construido un gran panóptico social, que no estaba ni siquiera en las peores pesadillas de Foucault.

Pero por otro lado, estas mismas redes se han convertido en un medio de difusión de la estupidez humana.

La estupidez no sólo es exclusiva de las personas, sino que se puede hacer más patente en las instituciones. 

Me enteré de la existencia de Cipolla a través de este post de Benjamí Villoslada, titulado “Cipolla y el embarque por filas en el avión”, donde aplica algunas de las conclusiones de Cipolla para concluir que el comportamiento de las aerolineas es esencialmente estúpido, en este aspecto.

Cipolla expone en una breve obra, titulada “Allegro ma non troppo” las “Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana”. 

Su breve ensayo parte del siguiente modo:

«La humanidad se encuentra en un estado deplorable». De hecho siempre ha estado en ese estado, lo cual es el resultado del modo de organización de la vida desde sus comienzos. Todas las especies de seres vivos tienen que soportar su dosis diaria cotidiana de «tribulaciones, temores, frustraciones, penas y adversidades». Pero al ser humano se le unen, además, las tribulaciones causadas por un grupo de personas cuya «naturaleza, carácter y comportamiento» constituye el tema que se trata aquí.

Para Cipolla la primera ley fundamental de la estupidez es la siguiente:

Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan en el mundo.

Por muy alta que sea nuestra estimación de su número, siempre quedamos cortos, porque siempre descubrimos personas que habíamos considerado razonables se revelan luego como estúpidas. Y además, día tras día observamos a nuevos estúpidos que entorpecen nuestras actividades.

La segunda ley fundamental de Cipolla es:

La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.

Hoy en día tenemos una visión igualitaria de la sociedad, “se trata de una opinión extendida que personalmente yo (Carlo M Cipolla) no comparto”.

Lo que Cipolla nos quiere decir con esto, es que hay personas estúpidas y otras que no lo son, pero este comportamiento se determina por factores naturales, no culturales. Para Cipolla la proporción de estúpidos es la misma, siempre y en cualquier lugar, sin excepciones (de cultura, época, desarrollo, etc).

Para entender la tercera ley fundamental, Cipolla introduce un diagrama como el siguiente:

División de las personas según el perjucio y beneficio en sus interacciones
División de las personas según el perjucio y beneficio en sus interacciones

En esta gráfica vemos la inter relación entre un persona que actúa con otra persona, un grupo o la totalidad de la sociedad, que es quien recibe la acción.

En el eje horizontal medimos la ganancia que recibe esta persona con su acción. En el eje vertical se muestra la ganancia de quien recibe la acción. Las ganancias pueden ser negativas, nulas o positivas. Si son negativas las llamamos perjuicio si son positivas son beneficios.

La tercera ley fundamental de Cipolla dice:

Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjucio.

Lo que hace Cipolla es clasificar a las personas en cuatro categorías: Los incautos, que están en el cuadrante superior izquierdo, los inteligentes, que se ubican en el cuadrante superior derecho, los malvados, en el cuadrante inferior derecho y los estúpidos en el cuadrante inferior izquierdo.

Si una persona comete una acción y sufre un perjucio, pero otra persona o grupo de personas se beneficia, diremos que es un ingenuo.

Por otro lado, si esta persona se beneficia y además beneficia a los otros, entonces es inteligente.

Por otro lado, si la acción sólo beneficia a quien ejecuta la acción, y perjudica a los otros, entonces esa persona es malvada.

Los seres humanos no tenemos un actuar coherente. En ocasiones una persona puede actuar de manera inteligente y en otras de forma incauta. Sólo las personas estúpidas tienen una total coherencia en cualquier campo de actuación.

El malvado perfecto es aquel que cuando actúa obtiene beneficios equivalentes a las pérdidas que causa al otro. El ejemplo más sencillo es el ladrón. Si te roba $ 10.000, él gana $10.000 y tú pierdes $10.000. Si los graficamos los malvados aparecerán en la recta de 45 grados que divide el cuadrante inferior derecho. Sin embargo, la mayoría de los malvados no estarán sobre esta recta. El cuadrante se divide en dos, los que están sobre la linea (Mi), es decir, los que obtienen beneficios mayores que las pérdidas que causan y los que están debajo de la linea (Me), los que obtienen menores ganancias que los daños causados.

La recta que divide a los malvados
La recta que divide a los malvados

Los situados en la región Mi son deshonestos, pero inteligentes. La mayor parte de los malvados se sitúan en la zona Me. 

Estas divisiones funcionan para malvados, incautos e inteligentes. Pero la distribución de los estúpidos es completamente diferente: los estúpidos están concentrados a lo largo del eje vertical y por debajo del punto origen O, o centro de nuestro diagrama. La razón es que la mayoría de los estúpidos son fundamentalmente y firmemente estúpidos. No sólo causan daño a otros, sino también a si mismos. Estos últimos son los super estúpidos, que se situarán a la izquierda del eje vertical.

Como ocurre con todos, los estúpidos influyen sobre otras personas. Algunos estúpidos solo causan daño limitado, pero otros pueden ocasionar perjuicios enormes, no sólo a individuos, sino que a sociedades enteras.

¿Cómo es posible que los estúpidos lleguen a alcanzar posiciones de autoridad?

De acuerdo a Cipolla:

“las clases y las castas (tanto laicas como eclesiásticas) permitieron un flujo de poder constante de personas estúpidas a los puestos de poder en las sociedades pre industriales. Es puesto lo ocupan hoy los partidos políticos, la burocracia y la democracia. Las elecciones generales son un intrumento de gran eficacia para asegurar el mantenimiento estable de la fracción [de estúpidos] entre los poderosos: pueden perjudicar a todos lo demás sin obtener ningún beneficio a cambio de su acción.”

Lo que nos lleva a la cuarta ley fundamental de la estupidez:

Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier cirscunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

Lo sorprendente es que no nos demos cuenta del poder destructor y devastador de la estupidez. La autocomplaciencia y el desprecio, o la tentación de asociarse con el estúpido para utilizarlo por provecho propio, son reveladoras de esta cuarta ley. Es cosa de observar muchos procesos políticos del último tiempo para darnos cuenta aún más de este fenómeno.

Todo esto nos lleva a la última ley fundamental de la estupidez humana:

La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Corolario: el estúpido es más peligroso que el malvado.

A pesar de la existencia de los estúpidos, avanzamos como sociedad. La pregunta es ¿qué es lo que nos lleva a la decadencia?

La razón de que avancemos es que la distribución de personas en tres de los cuatro cuadrantes es mayor, por fortuna. Sin embargo, la decadencia empieza cuando:

  • Los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros

  • Se produce un cambio en la composición de la población de los no estúpidos, con un aumento de los malvados estúpidos y los incautos estúpidos.

Todo país en ascenso tiene una inevitable cantidad de personas estúpidas. Pero tiene un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que controlan a la fracción de estúpidos y producen para ellos y para la sociedad ganancias suficientes para que el progreso sea un hecho. En la decadencia, la fracción de estúpidos es la misma, pero los malvados estúpidos y los incautos estúpidos aumenta, lo que refuerza el poder de los estúpidos y conduce al país a la ruina.


  1. Carlo M. Cipolla, Allegro Ma Non Troppo, versión en PDF en este enlace: https://koralieucm.files.wordpress.com/2010/09/carlo-m-cipolla-allegro-ma-non-troppo.pdf ↩︎

Autor

Ingeniero, autor, emprendedor y apasionado programador. Mantengo este blog desde 2005.

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