50 Años

“Aquí estoy porque he venido porque he venido aquí estoy y si no hubiera venido no estaría donde estoy”

En medio siglo pasan tantas cosas, es impresionante, es imposible recordarlas todas

El experimentar la belleza de ver nacer a tu hija. Ver de frente a la muerte y sacarle la lengua, cagado de miedo, eso sí. Ver partir a los viejos, y sentir rabia por la pérdida de los más jóvenes. Amar, perder el amor y volver a encontrarlo. Amar de nuevo, sin miedo y sin esperar nada y recibir infinito cariño de vuelta.

“Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol. "

Tenía treinta y nueve cuando empecé a escribir en este blog. A los treinta y nueve se fue mi viejo. Pienso en la inmensa oportunidad que he tenido y agradezco cada día aprovechándola, “carpe diem!”.

Aunque la edad a la que te vas no importa tanto como la huella que dejas. Es difícil superar a mi padre en eso, pero estamos en este mundo para cumplir nuestro destino, no el deseo de nuestros padres, ni para competir con su memoria.

Amo a mis hijos, pero como dijo el poeta, puedo darles el amor pero no mis pensamientos.

“Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Ustedes pueden alojar sus cuerpos pero no sus almas.
Porque sus almas viven en la casa del día que viene, la cual ustedes no pueden visitar, ni siquiera en los sueños.”

Al cumplir cincuenta años no hay tiempo ni espacio para recordar todas las experiencias que has acumulado, pero si puedes reflexionar un poco sobre lo que hemos aprendido, porque parece que para eso venimos a este mundo.

Durante el último año he vuelto a ser universitario, estudiar me ha revitalizado. Descubrí lo vago que fui cuando joven y la claridad que te da la experiencia. Es injusto para los jóvenes que los evalúen, dejémoslo rodar y que vuelvan a rendir los exámenes cuando se sientan preparados. 

En realidad, pensándolo mejor, las calificaciones no importan, lo que vale es el amor por tu profesión. La mejor nota es el reconocimento de tus clientes y de tus pares. 

“Ama y haz lo que quieras!”, decía Agustín de Hipona, pero también dijo: “pobre no es el que tiene menos, sino que el necesita infinitamente para ser feliz”.

No se puede ser feliz. Querer ser feliz es una ilusión estúpida que lleva al sufrimiento. Si piensas que la vida es un proceso, lo que llaman felicidad no es más que uno de los estados posibles por los que puedes pasar.

Puedes estar feliz, en un momento, pero no puedes ser feliz todo el tiempo. No busques lo imposible, maximiza la cantidad de veces que pases por ese estado.

La Primera Ley Mentat, tal como la cita Paul Atreides a la reverenda madre Gaius Helen Mohan, dice:

“Un proceso no puede ser entendido deteniéndolo. El entendimiento debe moverse con el flujo del proceso, debe unirse a este y fluir con el mismo.”

Vive el proceso, no te afanes en entenderlo de forma estática.

Hay dos clases de personas, los que ven como el mundo es y los que lo ven como debería ser. A los primeros los llaman positivos, a los segundos normativos. Sé positivo, se logran más satisfacciones, se ahorran rabias y frustraciones. Pero no dejes de amar a los que quieren que el mundo mejore.

La adaptación es la clave de la evolución. No hay progreso en la evolución. Esas idea de que al evolucionar se pasa a un estadio mejor no es lo que dijo Darwin. La especie más evolucionada del planeta no es el ser humano, son las bacterias, piensa en eso. El cocodrilo lleva sesenta millones de años igual, no necesita cambiar. Eso también es evolución. 

 No odies al ser humano, no seas misantropo. Somos los que deterioramos el mundo, es cierto, pero podemos mejorarlo. El odio no consigue nunca nada. Hay normativos que dicen, “cuando tengamos el poder lograremos los cambios que harán este mundo mejor”, ellos ignoran que el poder todo lo corrompe. Nunca se construye sólo desde el poder. Recuerda lo que dijo el maestro Suzuki:

El amor es afirmación, una afirmación creativa; nunca es destructivo ni aniquilador, pues, a diferencia del poder, todo lo abraza y todo lo perdona. el amor penetra su objeto y se hace uno con él, mientras que el poder, siendo característicamente dualista y discriminador, aplasta cualquier objeto que se alce contra él o bien lo conquista y lo esclaviza bajo su yugo.
Amor y creatividad son dos aspectos de una misma realidad, pero, frecuentemente, la creatividad está separada del amor. Cuando se lleva a cabo esta ilegítima separación, la creatividad viene a asociarse con el poder. El poder pertenece realmente a un orden inferior al amor y la creatividad, pero cuando se adueña de ésta última, se convierte en agente extremadamente peligroso de toda clase de males. Esta noción de poder nace inevitablemente de una interpretación dualista de la realidad. Cuando el dualismo se niega a reconocer la presencia de un principio integrador subyacente, su inmediata tendencia a la destrucción se manifiesta de forma brutal y arbitraria.

Así que ese es el mejor regalo que se puede dar a cualquiera, el amor. Es la mayor fuerza constructora del universo.

Les deseo que se sientan tan amados como yo me siento, cuando lleguen a mi edad.

Este es mi regalo de este año para ustedes, una canción de Robert Palmer, Every Kind of People:

Autor

Ingeniero, autor, emprendedor y apasionado programador. Mantengo este blog desde 2005.

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